¿Qué fue el Antiguo Régimen?
Fue el nombre peyorativo con el que designaron los revolucionarios franceses al sistema político al que habían puesto fin. Posteriormente, este término se emplearía también para designar a las monarquías cuyo sistema era similar al francés.
¿Cuáles fueron las características del antiguo Régimen?
Aspecto económico
La tierra era la fuente de riqueza más importante, sin embargo, los grandes propietarios no la cultivaban, sino que las proporcionaba a las masas de campesinos que trabajaban para ellos a cambio de rentas o derechos señoriales (heredados de la Edad Media). Los campesinos no tenían preparación técnica y la productividad era muy baja.
Esta crisis agrícola afectó a las ciudades ya que estas crecían a gran velocidad y los recursos alimentarios no alcanzaban. La situación era tal que la tasa demográfica no crecía porque la gran cantidad de nacimientos se compensaba con la de mortandad.
En cuanto al sector industrial, las manufacturas se realizaban en el ambiente familiar y la producción no era numerosa. Cuando el Estado abría edificios para reunir a trabajadores, los productos eran destinados a la nobleza.
Aspecto social
La sociedad del Antiguo Régimen era muy desigual y era casi imposible pasar de un estamento a otro. En la punta de la pirámide social estaba la nobleza, la cual podría ser la alta nobleza, a la que pertenecían la familia del rey, su corte y quienes ostentaban un título nobiliario (duques, marqueses, condes, etc.); o la baja nobleza, donde se encontraban los que no tenían rentas, pero no trabajaban, sino que eran también mantenidos por los impuestos (hidalgos, escuderos, etc.).
Debajo de la nobleza se encontraba el clero, el cual representa al colectivo de personas ordenadas al servicio religioso y vivían del diezmo. De igual manera, en el Antiguo Régimen existía un alto y un bajo clero. Al primero pertenecían los obispos y cardenales, quienes realizaban sus actos litúrgicos e impartían los sacramentos a los nombres; en cambio, el bajo clero estaba conformado por presbíteros y diáconos, quienes el cumplimiento de sus funciones estaba destinado a la clase baja.
Por últimos, entre los no privilegiados se encontraban la burguesía (comerciantes y profesionales como médicos, banqueros o abogados); los artesanos, quienes tenían pequeñas empresas familiares; los agricultores, que eran siervos de un régimen señorial. Todos ellos tributaban para mantener a económicamente a la nobleza y al clero.
Aspecto político
El sistema de gobierno del Antiguo Régimen era la monarquía absoluta, la cual consistía en que el rey tenía la autoridad suprema porque decía gobernar en nombre de Dios, es decir, su autoridad tenía orígenes divinos. Esto se puede resumir en la frase dicha por el rey Luis XIV de Francia: “El Estado soy yo”. Los monarcas absolutos concentraban los tres poderes estatales (legislativo, ejecutivo y judicial) y podían nombrar y despedir a los magistrados que se encarguen de cada función estatal. Asimismo, el soberano no rendía cuenta de sus actos, por lo que estos eran decisiones sin ningún tipo de control.
Fin del Antiguo Régimen.
Durante el siglo XVIII, conocido también como el Siglo de las Luces, se desarrollaron ideas filosófico-políticas que ponían priorizaban la razón por encima de la religión, por lo que un rey que gobierna bajo designios divinos era una idea caduca. Este sistema nuevo de pensamiento ponía énfasis en el ser humano y en la naturaleza; debido a ello, los pensadores de este periodo tenían como alternativa de gobierno un sistema democrático en el que primaba la participación ciudadana.
Estas ideas fueron ganando los espacios intelectuales y se extendieron por las mayorías desfavorecidas, las cuales vivían en constante crisis debido a los lujos excesivos de la nobleza que ellas pagaban mediante los impuestos.
De este modo, se desataron las denominadas “revoluciones burguesas” como la Revolución Francesa, la Independencia de las Trece Colonias o las unificaciones alemana e italiana, entre otras.